lunes, 13 de julio de 2009

PARA QUEMAR EL TIEMPO


decirte tantas cosas que ahora ya no
solamente son mías
sino que traspasaron la barrera del sonido
la plaza con su luna en menguante
aquella entre la propia oscuridad
(necesidad)
aquella sensación del ominoso y perpendicular espacio
cayendo sobre sí mismo,
casa no había.
no atreverse y si,
aquella duda relampagueando en el horizonte
su noche más palabra sus más extraños ojos
su madera más fuerte su extraño aliento
de mar y caracoles , tú eras cántaro,
era un caballo fuego el gozo sin aplazamientos
en la paz de tus ojos había una fulgurante
humanidad
limpieza
y en la boca
lo inamovible y perdurable

2.

perdóname el desgaste, el gusto a ti que no puedo olvidar
y el hoy ya mudo y sin concierto
nostálgico y obsceno de tanta soledad
se extraña el cielo y las palabras
aquello lúdico en el fuego
se extraña aquella luz y los asombros
no abras la puerta porque es otro tiempo
aquellos días eran de relámpago
hoy llueve y miro aquel retrato viejo
fantasmas de un milagro que aún habla por tu boca
extraño el grueso del silencio que caía en los techos
los árboles y el sello que tenían tus manos
posándose en el cuerpo de la tarde
por Dios, amor, hay fuga en el teléfono
nos oyen
te escuchan, calla, deja dormidas las palabras.

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